Voy a salir a caminar con los ojos vendados,
supongo que el instinto me llevará por el camino correcto y no los necesito.
Supongo también que cuando vuelva ya no existirán los conflictos.
Voy a salir esperando que te quedes pensando,
voy a salir convencida de que en el fondo sabes bien lo que quieres,
y que por sobretodo, es efectivamente lo que yo quiero,
voy a salir concretamente pensando que me quieres,
confiando ciegamente, literalmente ciega,
creyendo en lo que siento construido
aquí dentro.
Vuelvo y te encuentro,
todavía no has pensado,
confiaste ciegamente también en que yo tomaría la decisión correcta,
amparado en lo que sentías que habíamos destruido.
Es que me vendé tanto que no logré sentir la destrucción
aquí adentro,
es que me dolía tanto verla que no lo hice.
Una vez más, mi orgullo contra mí misma,
combate a muerte y salgo perdiendo…
porque no era sino él quien me vendaba,
y no era sino él quien me dolía
y me hacía sentir esta construcción idealizada de algo que siempre supimos que
era una mentira.
con su eterna capacidad de enrostrarme que no soy capaz de construir sino
mentiras.
Tú por tu parte, participando en mi tormenta, compartiendo
el vaso de agua y sin entender mucho de los hechos, me confiesas que has
perdido.
Lo claro es que nos equivocamos.
Erramos en querer ser inmortales, sabiendo que nacimos muertos.
Ahora me queda más claro que ayer… ambos perdimos,
TU contra tu orgullo y YO contra el mío…
a veces nos posicionamos como enemigos y ahora no somos más que dos víctimas de
nuestro engaño mutuo e infinito.
Si alguna vez pudiera, te lo diría…
que fui una mierda y que me servía serlo,
porque era la única forma de SER en una relación de mentira y conflicto.
Tú también lo fuiste, pero a diferencia de mí, no tienes que decírmelo,
te lo hice sentir cada vez que pude. Los ojos verdes, tus favoritos, te
mintieron… pero y qué?... si finalmente tu terminaste conmigo.